Cuando alguien practica un deporte necesariamente debe estar
hidratado para tener alto rendimiento sin descompensar su cuerpo.
La sed es el ansia por beber líquidos,
causado por el instinto básico
de humanos o animales para
beber.
Es un mecanismo esencial de regulación del contenido de agua en
el cuerpo y uno de los primeros síntomas de deshidratación
se produce por una carencia de hidratación o por un
aumento de la concentración de sales
minerales.
Jesús usa la figura del instinto más básico del ser humano
para relatar la cuarta bienaventuranza:
Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de Justicia
Porque
ellos serán saciados. Mt 5: 6
A lo largo de la escritura se usa la figura de la sed y el
hambre para mostrar la condición del ser humano ya sea por necesidad o por
satisfacción.
Las primeras tres bienaventuranzas vienen desencadenando un
concepto profundo de aquel que es bienaventurado:
Los pobres en el espíritu + el llanto por el pecado propio o
el llanto por otros + el manso / humilde. A estas condiciones se le añade
paradogicamente que el dichoso no es es el que esta saciado sino el que tiene
esta necesidad tan básica.
Jesús nos está
diciendo con esto que no hay ningún ser humano que no pueda ser dichoso puesto
que la sed y el hambre es una realidad que trasciende los tiempos, las edades,
las razas.
Si hemos tenido sed física y hambre sabemos de lo que Jesús
nos está hablando.
¿Alguien de aquí nunca
ha tenido hambre o sed? Entonces todos sabemos de lo que Jesús nos está
diciendo.
La Biblia se refiere a estas necesidades para describir una
búsqueda interna de una necesidad profunda que generalmente tiene que ver con
la existencialidad del ser humano.
Los salmistas se declaraban con esta necesidad “como el
siervo brama por las corrientes de agua así brama mi alma por ti oh Dios”
También tienen relación con la promesas espirituales “Junto a
aguas de reposo me pastoreará y saciará
mi alma salmo 23”
Y por último es la exhortación que desde el AT Dios nos hace:
“Todos los que tengan hambre y tengan sed vengan y compren sin dinero” Isaias 55:1-2
Asi como lo natural es tener hambre por lo menos tres veces
al día, todos los días, físicamente
hablando. Naturalmente todo ser humano nace con una necesidad de llenar su
corazón hablando espiritual y emocionalmente.
Nuestro estado natural es vivir hambrientos, lo que es
desafortunado es que para el ser humano lo natural es saciarse en lo que no
aprovecha, en lo que no es duradero.
Isaias 55,
también nos advierte que estamos gastando en comprar lo que no sacia. Estamos
en un mundo de sedientos que buscan saciarse en sus propios intereses y
ambiciones.
Es más que comprobado que el consumismo nos llena por un rato
pero no para la vida, igual los estudios, el dinero, el trabajo.
Cuando una persona
esta desnutrida tiene dos problemas:
1.
Siente hambre es decir el estómago vacío.
2.
Presenta una falta de nutrientes que le permitan al cuerpo
vivir con el balance que necesita.
Una persona desnutrida puede fácilmente llenar el vacio del
estómago con cualquier cosa, digamos comida chatarra.
Lo que no puede hacer fácilmente es devolverle a su cuerpo
los nutrientes que necesita. Si quiere recuperarse la comida chatarra no le va
a servir.
Hay una similitud en
la vida cotidiana con la espiritual:
-
No podemos ser anoréxicos
espirituales: Asi como no es normal
que una persona no sienta ganas de comer nunca, tampoco es normal que un
creyente no sienta nunca el deseo de
orar, de leer la palabra, de congregarse entre otros.
-
No podemos tampoco padecer
de Bulimia espiritual: Es decir
saciarnos y llenarnos para luego eliminarlo y no permitir que los
nutrientes fortalezcan nuestra vida.
-
Tampoco podemos pretender que el evangelio venga en “cajita feliz” como Mc Donals. Que es
comida chatarra, que sacia por un momento pero
que no brinda ningún alimento para nuestra vida
La pregunta es
¿Qué tipo de hambre y de sed debemos
tener?
Jesús no invita a
llenarnos de cualquier cosa, su invitación para cada uno de nosotros es que
anhelemos en lo profundo del corazón la
Justicia
La expectativa de Dios para con Israel fue exactamente la
Justicia. En Isaías 5:1-
7 el señor se lamenta porque Israel no cumplió
su propósito.
El labrador es Dios, la viña es Israel. Dios manifiesta que
él hizo todo por este viñedo, lo cuidó, lo labró pero Israel no dio el fruto
esperado, las uvas no eran dulces eran agrias porque esperaba Justicia
y rectitud pero encontró sangre, y lamento de angustia. En otras
palabras encontró injusticia y por lo tanto el Señor arrancó esta vid.
Justicia, en la
biblia: Supone la relación correcta para
con Dios y los hombres.
La justicia tiene tres aspectos en la Biblia:
1.
Justicia
legal:
La práctica de la Ley o los mandamientos. Se practican no porque se quiera ser justo sino porque se
está buscando cumplir con la voluntad
del Señor.
La acción justa surge de la elección que en su gracia Dios
hizo en cuanto a Israel y nosotros a
través del pacto.
El pacto y los mandamientos evidencian el carácter justo de
Dios y por lo tanto se puede confiar en sus términos de establecer una
relación.
Así como Él pide obediencia también promete darse en
beneficio de su pueblo.
Dios es el fundador y
la garantía del orden moral. Su justicia está por consiguiente sujeta a sus
atributos morales como su santidad, el poder creador, salvador y redentor.
Romanos 9:31-32
En cambio Israel, que iba en busca de una ley que le diera
justicia, no ha alcanzado esa justicia. ¿Por qué no? Porque no la buscaron
mediante la fe sino mediante las obras, como si fuera posible alcanzarla así.
Por eso tropezaron con la «piedra de tropiezo»,
No podemos tener hambre de justicia sino estamos dispuestos a
cumplir con los mandamientos de Dios. No como Israel que los trató de cumplir
desde el legalismo de las acciones debemos
cumplir desde una relación íntima con Jesús quien operó la justicia desde la
misericordia y amor.
La justicia no es una acción sino que nace al interior del corazón, con voluntad e intensión.
2. La justicia moral:
Es
la conducta que agrada a Dios.
Se
tiene una buena conducta cristiana, para ser el modelo o ejemplo de los
hombres:
Mateo 5:20
Porque les digo a
ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia
supere a la de los fariseos y de los*maestros de la ley.
A nosotros nos gusta apelar a la ley, a los estatutos a
nuestras leyes humanas pero la justicia moral va más allá de lo que humanamente
es legal. El problema de los fariseos fue que
convirtieron la ley en un yugo, en una opresión lejos de amor y la
misericordia.
Como creyentes debemos evaluar si lo que es legal es lo
moralmente correcto.
Por ejemplo en muchos países está legalizado el aborto pero
moral y bíblicamente no podemos aceptarlo.
La ley puede darnos derechos que la Biblia nos quita y el que
tenga hambre de justicia renuncia a sus
derechos legales si es necesario para lograr vivir conforme al evangelio.
Nuevamente recuerdo a Filemón que renunció a su derecho de
amo para resignificar la relación con su
esclavo. Ya no es de amo a esclavo sino de hermano a hermano.
3. Justicia social:
Justicia social tiene que ver con la liberación de la opresión
del hombre, la promoción de los derechos civiles, la justicia en las cortes
legales, la integridad de las relaciones comerciales, el honor en el hogar y
los asuntos familiares.
Jesús está diciendo que los que van a ser saciados, son los
que tienen esa necesidad de ser suplidos de justicia, estas palabras ya estaban
declaradas en:
Salmo 107:9
¡El Señor apaga la sed
del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento!
La invitación es a que nos declaremos unos habrientos y dejemos que el Señor nos sacie. Termino con el consejo de Jesús. Mateo 6:33
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