Iglesia Cristiana Encuentro Con Cristo - Temuco

martes, 24 de marzo de 2015

Dichosos los perseguidos

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
 porque el reino de 
los cielos les pertenece.
Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. 12 alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes.

Las últimas dos bienaventuranzas están relacionadas entre sí,  el perseguido y el vituperado por causa del Señor.
Como dijimos la semana pasada hay una resonancia entre las bienaventuranzas la 1 con la 5, la 2 con la 6 y en este caso la 4 con 8 “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia” y bienaventurados los perseguidos por causa de esa misma justicia.
También debemos notar que estas últimas dos afirmaciones terminan el ciclo de  la misma forma como se comenzó. La promesa para el pobre de espíritu es el Reino de Dios, igual para quien es perseguido por causa del Señor.
Jesús trae a la mesa un tema propio de los cristianos; la persecución.
El solo hecho de ser testigos del Señor trae consigo persecución. Jesús, sus discípulos y seguidores se convirtieron en personas incómodas para las personas de la época que vivieron, eran tan radicales que estaban en contraposición con el reino de las tinieblas  y eso mismo debe caracterizarnos a nosotros; somos la luz en medio de las tinieblas y somos la sal en un mundo que debe ser preservado por el evangelio.
Si miramos un poco la historia de la iglesia en Hechos de los apóstoles, es una historia de persecución, la iglesia inicia su crecimiento por el mundo conocido después de la muerte de Estaban porque se esparcen para llevar el evangelio. Esta persecución fue cruel, hechos nos muestra lo peor del imperio romano y lo mejor del Espíritu Santo porque estos perseguidos vieron el poder de Dios para guardarlos, para guiarlos y para manifestarse con señales y prodigios. No fue una iglesia de mucho hablar fue una iglesia en la se evidenciaron los hechos del Espíritu santo.
La persecución no fue nueva en la historia del pueblo de Dios, los profetas también fueron perseguidos y la promesa es que nosotros en este tiempo seremos perseguidos.
Solo con cumplir  estas 8 afirmaciones de bienaventurados estaríamos en la lista de candidatos para ser perseguidos; amar la justicia trae enemigos, amar la paz trae enemigos, ser manso trae enemigos etc.
Jesús nos dice que ser perseguidos por causa de Dios es una bendición. Pero Jesús  también  es claro en decir  que la causa de la persecución debe ser el evangelio y la justicia divina.
-       Jesús no habla de persecución por nuestro carácter:
Nosotros podemos ser perseguidos por muchas razones que no son la causa del evangelio, por ideales propios, pecados pasados, nuestro propio carácter pecaminoso, por ejemplo aunque seamos hijos de Dios a veces somos irrespetuosos, groseros, imprudentes, y si nos persiguen por esa causa no somos dichosos.  No podemos afirmar que si no pagamos la tarjeta de crédito y los cobradores nos persiguen por teléfono, a la luz de este versículo que somos bienaventurados.
-       Jesús no habla de persecución legalista o religiosa
Estamos llamados a proclamar el evangelio de Cristo, pero no estamos llamados a proclamar una religión y a proclamar “una iglesia”. Muchos cristianos dedican sus fuerzas a defender doctrinas humanas pero no el evangelio, a veces hay  persecución entre las mismas congregaciones porque unos son de una denominación y otros son de otra.
A veces también hay persecución entre los mismos hermanos de la iglesia. La justicia de Dios no tiene nada que ver con la división del cuerpo de Cristo.
¿Cómo debemos entender la persecución?
Como principio general, en cualquier época, en cualquier lugar  la persecución nace cuando “hay una fe genuina” porque el  cristiano verdadero no es perseguido por ser bueno sino por ser justo y santo, porque marca la diferencia en humildad y mansedumbre.
Jesús no fue perseguido por los fariseos por ser simplemente bueno, lo fue por su justicia y por sus palabras que denunciaba la hipocresía, fue odiado por su santidad y su verdad total y absoluta.



La persecución puede venir en diferentes empaques, según el contexto, según la época por ejemplo:
1.      Opresión espiritual:
Poco hablamos de Satanás y sus aliados pero la biblia nos dice que el trabajo de Satanás es oprimirnos, hacernos caer en tentación, alejarnos de Dios y por supuesto dividir la iglesia.
No podemos afirmar una lista “de síntomas” para identificar la opresión espiritual pero debemos decir que a veces hay cansancio espiritual, hay culpa, poco deseo de ir a la iglesia, poco deseo de leer la palabra y en algunos casos manifestaciones demoniacas.
Frente a esta persecución que es más común de lo que pensamos, que es diaria y que es constante debemos orar con intencionalidad, buscar ayuda y leer mucho la palabra.  En la palabra y la oración Dios nos da el recurso para vencer-
“Someteos, Resistid al Diablo y él huirá de vosotros” Santiago 4:7

2.      Persecución física:
Quizá esta es la menos común en nuestro contexto, esto no quiere decir que no nos pueda pasar. Alrededor del mundo hay cristianos perseguidos que entregan sus vidas para no negar a Cristo.

3.      Persecución ideológica:
Esta es la manera más común con la que nos estamos enfrentando los cristianos modernos, de una manera muy sutil estamos cediendo ante esta gran persecución. Los gobiernos están tomando decisiones que contradicen abiertamente los principios Bíblicos y la iglesia esta callada. Es más los cristianos dan su voto por quienes están a favor de prácticas anti cristianas.
Por ejemplo,
-       La nueva era y el ocultismo se han disfrazado para llenar nuestra mente de principios y prácticas que son abiertamente opuestas al reino de Dios.
Nuestros hijos están expuestos a través de los programas infantiles de una manera sutil pero directo a prácticas del ocultismo. Hay películas de waltdisney que evocan el budismo, magia, rezos y conjuros.
Esto esta permeando la mente y el corazón de los niños. Y los niños están más expuestos a esto que a la palabra de Dios. Una película dura 2 horas y el devocional en la casa escasamente 5 minutos.
Frente a esto yo diría que no tenemos una persecución porque la persecución implica resistencia. Frente a esto veo que nosotros simplemente nos rendimos y cedimos el terreno del corazón de nuestros hijos y la futura generación de creyentes.
Esto sin mencionar las letras de las canciones que cantan nuestros jóvenes con alto contenido obsceno.
-       El homsexualismo: Los gobiernos, la televisión y el mundo está a favor de la libertad del desarrollo de la persona. Somos perseguidos cuando nos levantamos para afirmar una verdad que suena antigua y ridícula hoy. Dios creo un hombre y una mujer y no podemos aceptar que la época moderna cambie el concepto de familia. 
-       El aborto, la legalización de la marihuana entre otros temas.
En nuestra época el enemigo no tiene que matarnos, porque no somos peligro para nadie. El evangelio se ha reducido tanto en nombre “del amor y la tolerancia” que sencillamente debemos reconocer que no estamos siendo perseguidos. Nuestras iglesias están llenas de personas convertidas no al evangelio de Jesucristo, no a la causa de Jesucristo sino convertidas a una evangelio creado a su propio pensamiento, conforme a sus conveniencias, un evangelio que ya no es poder para salvación sino poder para sacar el campeón que tienen dentro, poder para explotar tu potencial, poder para triunfar, para ser prospero, poder para muchas cosas menos para llenar de luz al mundo que esta engañado en las tinieblas.
Vivimos una época donde escasean los radicales, en la que el evangelio ya no es motivo de vituperio y persecución 
LUCAS 6:26 ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien!
    Dense 
cuenta de que los antepasados de esta gente trataron así a los falsos profetas.

Es más frecuente que los cristianos lean cada vez más poco la  Biblia, y el resultado es que si no conocemos la palabra de Dios, no podremos resistir al Diablo, no podremos ganar la batalla, no podemos interpretar los tiempos en los que estamos y por ello la iglesia está siendo engañada y guarda silencio ante estas nuevas realidades ideológicas.


El énfasis del evangelio de Mateo y del Sermón del Monte es el Reino de los Cielos. Recibamos la invitación de Jesús a largo de estas bienaventuranzas para anhelar vivir como dignos representantes del Señor en la tierra, anhelando que el Reino de Dios se establezca entre nosotros.


Dichosos los pacificadores



Esta serie de las bienaventuranzas del Sermón del monte nos han anidado y exhortado a vivir la         
vida cristiana de acuerdo a los parámetros establecidos por Jesús. Hemos dicho que no se trata de una serie de condiciones o tareas a cumplir, el asunto es mucho mas complejo, pues no se trata de hacer sino de ser.
Si hacemos un resumen podemos notar que:
La primera bienaventuranza es el requisito para el resto: Solo el que es pobre de espíritu será… consolado, manso, tendrá sed de justicia, limpio de corazón etc.
Lo segundo es que las bienaventuranzas tienen un orden específico, según las normas de escritura de los judíos  y están relacionadas unas con otras asi:
La 1 con la 5 Los pobres en espíritu está relacionado  con los misericordiosos.
La 2 con la 6 Los que lloran con el corazón limpio / dijimos que Dios pone tristeza para el arrepentimiento y en realidad sino lloramos por nuestro pecado nunca tendremos un corazón limpio.
La 3 con 7 Los mansos / humildes con los pacificadores. /
Hoy veremos quienes son los pacificadores pero debemos tener en cuenta el contexto de los mansos. Solo aquel que es manso puede llegar a hacer pacificador.
El tema que se nos pone sobre la mesa es: La paz y los pacificadores.
La paz, tan anhelada paz… Estas fueron una de las últimas palabras del Señor Jesús a sus discípulos: “La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”, fueron dadas  en un contexto  de tensión política en la lucha de los fariseos en irse contra Jesús, en tensión emocional frente a los acontecimientos de la resurrección de Lázaro y tensión con discípulos ante el anuncio de la muerte de Jesús y la predicción de la negación de Judas.
La paz no es la ausencia de peligro o conflicto, es la presencia de Dios en medio de las circunstancias.
Esta bienaventuranza parece ser una la de las que más necesita escuchar este mundo. Nosotros hemos escuchado por años los conflictos y las guerras del mundo y por estos días leemos en los diarios que nuestra región está en conflicto.
Escuchamos los intentos de los hombres, los gobiernos y las organizaciones para encontrar una respuesta ante los conflictos y guerras. Sin embargo vemos que el mundo sencillamente no puede encontrar la paz. Esto debido a que la verdadera paz no es un tratado, no es un acuerdo, no es una firma en un papel, no son las buenas intenciones, no es dejar de hacer lo malo.
La paz es una característica de Dios y un fruto del Espíritu Santo, por lo tanto no es algo natural para el ser humano, no la logramos evidenciar en nosotros por esfuerzos propios, ni por ejercicios académicos, ni por ideologías. Tampoco es algo circunstancial que dependa de nuestro contexto.
Es más,  Jesús en su enseñanza no se está refiriendo directamente a la paz, ni a su sostenimiento sino que se dirige a los responsables de la paz y nos dice: Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios. Esto no quiere decir que los que busquen la paz serán hijos de Dios, quiere decir que todos los que somos hijos de Dios tenemos el peso y la obligación de ser pacificadores. Podríamos afirmar que la paz del mundo depende de los hijos de Dios.
Por lo tanto, las guerras y los conflictos son la ausencia de Dios y ausencia de los hijos de Dios, de los pacificadores. La razón es que esos hijos de Dios a veces no logran llegar a ser pacificadores porque su corazón aun no es manso. Podríamos afirmar que la falta de paz es la presencia de un corazón que aún está lleno de maldad.
El requisito para la paz y para el pacificador es entonces un corazón transformado por el poder de Dios. La verdadera paz nace solo de Dios y de los hijos de Dios que se someten a su voluntad y que son nacidos de nuevo.
Podemos tener la tentación de pensar que la paz mundial es inalcanzable y que no tiene que ver con nosotros, pero en realidad la situación mundial es solo un espejo que evidencia una realidad de la familia y de nosotros mismos. Los principios que atentan contra la paz son el corazón duro, egoísta, vanaglorioso, soberbio y esto se refleja en el mundo, en la iglesia, en los hogares y aun en nuestro propio corazón. Una persona puede vivir sola en el mundo y aun así estar en conflicto sino tiene paz con Dios.
¿Cómo podemos definir a los pacificadores?
1.      Debemos decir que los pacificadores no son esas personas que quieren la ausencia de  conflicto a toda costa. Hay personas que ceden sus principios y sus opiniones para evitar las tensiones. Vemos que Jesús confrontó con sabiduría la conducta inadecuada de los fariseos. (por ejemplo la mujer que se deja golpear por el marido para que no halla conflicto en la familia)
2.      Tampoco son los que tratan de mediar el conflicto queriendo quedar bien con las dos partes. No siempre el acuerdo es lo correcto, cuando se trata de principios bíblicos y de peticiones de Dios necesitamos tener una postura  radicalmente misericordiosa. 
3.      Entonces, Son aquellos que, en primer lugar han experimentado estar en paz con Dios. Que han solucionado sus cuentas con Dios a través del arrepentimiento y la conversión. Solo el que vive en paz puede ser pacificador.
4.      El pacificador es aquel que tiene un espíritu apacible, es decir que está libre de brusquedad y violencia y por ello resulta agradable o tranquilo. Nadie creería en un pacificador tosco, poco amable, duro y sin misericordia. ¿Somos lugares de paz? ¿Las personas pueden contar con nosotros porque somos agradables y confiables? ¿O nos llamamos hijos de Dios pero somos conflictivos, bruscos y no generamos tranquilidad?
5.      También el pacificador es aquel  que sesea la paz, y hace todo lo que puede por crearla y mantenerla. Es alguien que trata en forma activa que haya paz entre las personas, entre grupos, entre naciones. Es obvio, por tanto, que se puede decir que es alguien que está por encima de todo preocupado por conseguir que todos los hombres estén en paz con Dios. 

¿Qué sería de nuestra familia, de nuestra iglesia y de nuestro país si todos decidiéramos ser pacificadores, con el corazón manso y limpio? ¿Qué sería de nosotros si decidimos ser instrumentos de bendición?

 No tendríamos odio, celos, crítica y muerte… seríamos realmente el propósito de Dios para la tierra.

2 Crónicas 7:14  nos afirma con claridad que el hombre está en la condición que está por no reconocer el Señorío de Dios y porque ha querido ser el señor de su propia vida. El hombre ha querido señorear sin Dios en orgullo y en independencia. “puedo solo” Las guerras, la perdición y nuestras tragedias humanas provienen de la decisión de Dios de eliminar a Dios de su vida y de su agenda.

Qué podemos esperar de una familia enferma, de una iglesia enferma, de unos gobernantes enfermos. Enfermos en su corazón, o sea que necesitamos urgentemente un trasplante de corazón y el único donante compatible es Dios.  Este es el único trasplante seguro y efectivo que cambia la condición en la que está el enfermo a punto de morir, el único trasplante que no tiene peligro de muerte sino de vida y vida en abundancia. Este es el único trasplante que no requiere hospitalización porque su recuperación es inmediata.

La promesa de Dios para nosotros es el más alto privilegio que puede tener un ser humano sobre la tierra. Ser hijo de Dios, instrumento de justicia, instrumento de amor en un mundo perdido en la guerra

Deberíamos orar como Francisco de Asís.

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.

Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.

Bienaventurados los de limpio corazón



Al escuchar esta bienaventuranza podemos a simple vista pesar que nadie puede lograr este requisito que Jesús incluye en su discurso.  ¿Quién puede afirmar que tiene su corazón limpio?
Jesús conoce la condición del ser humano y aun así quiere darnos un mensaje importante para nuestro diario vivir desde una perspectiva de la fe.
Este texto nos introduce el tema del corazón, uno de los órganos más determinante de nuestro cuerpo. Para la Biblia el corazón es el timón de la persona. Proverbios 4:23 nos dice “sobre toda cosa guardada guarda tu corazón porque de él mana la vida”
El proverbio nos anima a resguardar nuestro corazón, como un tesoro,  para no permitir que este expuesto a ser dañado o robado. Un corazón dañado es un corazón que daña; un corazón rencoroso es un corazón que proyecta odio y así sucesivamente.
La idea del corazón es trasversal a toda la Biblia, Jesús prefería que su discurso fuera llevado al corazón y luego a una acción. Su expectativa no era que sólo lo escucharán sino que deseaba que su Palabra pasara de ser Información para volverse viva en la vida de cada persona y demostrada en las acciones cotidianas.
Como lo he dicho anteriormente las bienaventuranzas nos encaminan a nuestro SER. Su énfasis no está en el hacer, ni en la promesa,  está en la condición de ser, en este caso. el énfasis no es tener un poco el corazón menos sucio, ni intentar tener algo de limpieza. Categóricamente dice: Los de limpio corazón.
Este discurso de Jesús es un llamado a la pureza, al mismo tiempo es una denuncia social y religiosa. Este sermón es escuchado por aquellos que se caracterizaban por la incoherencia entre lo que decían ser y lo que realmente eran.
Estos eran los fariseos quienes se preocupaban por su apariencia externa, sus ritos religiosos que paradójicamente tenían que ver con ritos de purificación como los sacrificios, el lavamiento de las manos, el no tocar a nada/ nadie inmundo, quienes oraban en las sinagogas para ser vistos por otros. Pero en un interior eran hombres llenos de rapiña y de maldad, eran sepulcros blanqueados, limpios por fuera pero muertos por dentro.
Esta denuncia sigue vigente hoy día, pues al leer esta porción de la escritura, no nos queda otro camino que auto cuestionarnos ¿Qué es lo que tengo en mi corazón? ¿Qué es lo necesita mi corazón? ¿Qué quiere Dios en mí corazón?
El sermón del monte no puede ser escuchado como un discurso o una predicación humana, debe ser escuchado para la incomodidad y para la transformación. Este discurso en su totalidad nos brinda las bases de la ética cristiana. Del cómo vivimos de acuerdo a nuestra fe.
El problema de los fariseos, justamente fue que nunca permitieron que la palabra de Dios les transformara su corazón, el error fue el reduccionismo. Ellos tomaban la ley que fue creada por Dios con un sentido profundo y la convirtieron en solo conducta y no a un cambio de carácter en la persona.
Esta práctica le acomoda al cristiano moderno, siempre es más fácil decir que somos lo no somos, apelar a la conducta y esconder nuestro carácter del poder transformador de la Palabra. Es más fácil ponernos una lista de acciones que vendrían a demostrar que somos cristianos pero lo difícil es lograr un corazón realmente limpio en el que el doble estándar, ni la doble moral, ni la mentira, ni la apariencia.
Cuando hablamos de corazón desde el punto de vista de la Biblia estamos refiriéndonos al centro del ser, del carácter, de la personalidad del ser humano y es la fuente de donde proceden nuestros pensamientos, emociones y acciones.
Dios mismo nos afirma que del corazón nacen los problemas. Jesús dijo que del corazón sale los malos pensamientos, los homicidios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios y las blasfemias.
La sociedad dice que si el hombre está en un buen entorno social, político y económico este hombre tendrá un buen corazón pero la historia nos demuestra lo contrario, el hombre se extravío por primera vez en un ambiente perfecto y santo.
Si nosotros miramos nuestros problemas en la vida y vamos a buscar la causa llegamos a la conclusión de que procede del corazón.
Mientras nos dice Jeremías; “Engañoso es el corazón más que todas las cosas ¿quién lo conocerá?” Jesús nos esta diciendo que esta bienaventuranza, apela no a una limpieza superficial que se logra con un rito, sino que se refiere a aquel que es limpio en lo profundo, en la médula y en consecuencia lo es  en todo lo piensa, siente, dice y hace.
Esto nos enfrenta a un grave problema si la expectativa de Jesús es la limpieza pero al mismo tiempo sabemos que nuestro corazón nos engaña y no lo conocemos,  entonces,
¿Cómo logramos cumplir la expectativa de Jesús?

1.      Lo primero es que debemos reconocer que la condición de ser limpio de corazón es una condición sobre natural que no es normal al ser humano.
Todos nosotros por naturaleza tenemos el corazón sucio y eso implica  que debemos reconocer nuestra  incapacidad para auto limpiarnos.
Ninguna buena acción es suficiente para cumplir con el requisito de ser limpio de corazón.
Si usted en este día cree que tiene un corazón bueno y limpio esta es la primera señal de alerta porque lo más probable es que su corazón lo esté engañando. Y creernos limpios es el principal obstáculo para lograr un corazón un verdadero corazón limpio.  (Ejemplo de Pedro)

2.      Una vez reconocemos nuestra naturaleza, debemos asumir una actitud de contrición, lo que significa una verdadera tristeza por nuestro pecado, un deseo de arrepentimiento profundo y un anhelo de buscar la misericordia de Dios. El salmo 51 nos dice que David tuvo arrepentimiento de corazón y por ello fue llamado un hombre conforme al corazón de Dios.  El corazón contrito y humillado Dios no los desprecia.
La oración de David fue sencilla “dame un nuevo corazón”, es decir uno limpio uno sencillo y sincero, que está al descubierto, sin doble moral. 

El salmo 32 nos dice también que es bienaventurado aquel cuyos pecados le son perdonados porque cuando se callan los pecados los huesos de duelen pero cuando se confiesan hay libertad y dicha.
Entonces: la limpieza de corazón no es la ausencia de pecado sino la presencia continua del arrepentimiento

la limpieza de corazón no es la ausencia de pecado sino la presencia de la sangre de Cristo que nos limpia del pecado

3.      Finalmente quiero mencionar que esta bienaventuranza tiene que ver también con la purificación, no como la de los fariseos que lo hacían con ritos externos. No podemos hacer lo del dicho “el que peca y reza empata”
Debemos hacerlo como dice lo menciona Juan 15:3.
“Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado”
La limpieza de corazón se sostiene a través del poder transformador de la Palabra de Dios y el Espíritu Santo en la vida del creyente.
Por la palabra es útil para enseñar, reargudir, corregir e instruir en justicia a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.







Bienaventurados los misericordiosos


Hemos dicho acerca de las bienaventuranzas que están organizadas en un orden divino. Podríamos decir que es una declaración general que la afirmación “dichoso el pobre en espíritu” porque de ahí se desprenden todas las afirmaciones siguientes.
Quiero ser reiterativo y repetitivo; Si no somos pobres de espíritu, si no hay un reconocimiento en cuanto a nuestra condición no podemos ser reconocidos como  cristianos o conocedores de Dios.  La vida Cristiana parte cuando somos conscientes, que tenemos  una necesidad en nuestro corazón porque notamos la ausencia de Dios.
Cuando no tenemos la necesidad de Dios aunque creamos en Él, no vamos a llevar fruto del Espíritu Santo. Dios transforma solo las vidas de los que reconocen su necesidad de ser transformados.
Leamos Mateo 5: 7
“Bienaventurados los compasivos (misericordiosos) porque serán tratados con compasión (misericordia)”
Esta bienaventuranza apela al carácter de quien ha sido transformado bajo el señorío de Dios y su palabra. Por eso, no se está refiriendo simplemente al hacer sino al ser.
Como discípulos hemos de ser antes de poder actuar.
La vida cristiana no puede ser un ropaje que usamos los domingos, la invitación de Jesús es una vida en consecuencia a la Palabra de Dios  y  a sus principios.
Esta vida que nos propone Jesús no depende  de nosotros ni de lo buenos que podamos ser o de las buenas obras que podamos hacer. Solo depende del obrar del Espíritu Santo sobre mí.
A la luz de este texto, debemos entender el obrar del Espíritu Santo como la obra de compasión y misericordia del Señor hacia nosotros.
Esto nos debe quedar claro, Jesús no nos está pidiendo hacer misericordia o compasión, la expectativa es que seamos misericordiosos y compasivos.
Muchos creen que cumplen con el señor haciendo ciertas obras de misericordia, por ejemplo un mercado, regalar ropa, dar un ofrenda etc. Esto es importante pero no es el meollo del asunto.
Debemos preguntarnos ¿Somos o no misericordiosos?
La misericordia no es un atributo propio del ser humano, entendido como un ser natural. Si nos dejáramos llevar por nuestra naturaleza tendemos a tener compasión selectiva.
Muchas veces somos llamados en nuestra naturaleza a la lástima. La lástima es un sentimiento menos vehemente y más pasajero que compasión. Así es que de la palabra lástima no se deriva un adjetivo aplicable al que la siente, sino al objeto que la provoca.
Una persona puede ser misericordioso pero no lastimoso, no existe el SER de lastima. Por ejemplo, una persona con lastima actúa o se incomoda frente al hambre de  un niño, pero no se conmueve frente al hambre de un adulto.
El misericordioso reaccionará frente al hambre sin importar quien la padezca, ni las circunstancias, ni la cantidad de incomodidades que tenga soportar para ayudar a solucionar esta condición. 
Podríamos definir de una manera muy sencilla que misericordia es la capacidad de compadecerse de la miseria de otros. En hebreo la palabra misericordia está muy ligada con la palabra amor. La misma palabra para amor es para misericordia.
Por lo que debemos afirmar que sólo podemos ser misericordiosos como consecuencia de nuestra relación con Dios. Solo Dios puede impregnarnos de misericordia.
Bíblicamente la misericordia no solo está relacionada con las condiciones sociales desfavorables. Nosotros pensamos en ministerio de misericordia y pensamos inmediatamente en el pobre, necesitado o enfermo.
Pero la biblia nos presenta un gran énfasis en aquel que sufre las consecuencias  desdichadas del pecado.  El ejemplo de la misericordia por excelencia en Jesús quien se compadece del  hombre que  vive en tinieblas y por ello va a la cruz para redimirlo.
En el ministerio de Jesús, cuando tuvo misericordia, por ejemplo con el enfermo no le decía solamente sanate, antes de eso decía “tu fe te ha salvado”
La agenda la misericordia esta principalmente basada en la salvación  y redención de las personas y después de eso en la necesidad inmediata.

Puntualmente el desafío de hoy tiene que ver con tres cosas:
1.      Dejar que Dios imprima en mi vida el carácter misericordioso en mí:
- Es decir, reconocer que Dios ha tenido misericordia conmigo haber experimentado lo que significa ser perdonado. Reconocer que sin Jesús mi vida estaría en tinieblas.
Quizá suene muy obvio pero a veces la costumbre de venir a la iglesia nos hace perder la sensibilidad  para reconocer profundamente que somos obra de la misericordia de Dios.
 La consecuencia de reconocer la compasión de Dios mejoraría nuestra visión de la iglesia. Ya no vendríamos a exigir un servicio, no demandaríamos, no nos quejaríamos sino que vendríamos con gratitud para exaltar a quien nos ha librado de  muerte.
-       Una vez reconozco de Jesús en mí, debo perseverar en la oración, en la lectura de la palabra, en el congregarme y en la obediencia. Esto facilitará que Dios imprima su carácter mi vida.
2.      Manifestar misericordia en lo espiritual:
Ser misericordioso implica que tengamos compasión por los perdidos, que nos sintamos tristes porque los viven en las consecuencias de su pecado, en la desgracia de su maldad.
Esto debe superar la lastima y las buenas intenciones. La semana pasada recordamos la gran comisión, que no es otra cosa que tener misericordia.



¿Quiere saber qué tan misericordioso es?  Respóndase esta pregunta: ¿Cuántas personas han recibido salvación de Dios a través de usted? ¿A cuántas personas le ha compartido un poco de la misericordia qué recibió?
-       La iglesia hace esfuerzos para facilitar el evangeliso. Por ejemplo:
o     Los jóvenes salieron con comida y ropa el viernes,
o      el curso para matrimonios,
o     Los grupos de conexión
o     el concierto el próximo martes.
-       Pero tengo que decirles que quienes trabajamos por eso nos sentimos solos. Yo me siento solo muchas veces porque no encuentro respuesta, quiero buscar misericordiosos y aveces encuentro pocos. Y quiero pensar que si hay muchos misericordiosos pero que aun están sentados.

3.      Manifestar misericordia en lo material o social:
Necesitamos 
-       Este tipo de misericordia debería ser innato en la vida del creyente y solo quiero mencionar que la iglesia tiene un hogar de ancianas que necesita de la misericordia de todos. No solo en lo económico.
-       LA escuela de Lanin necesita de nuestra misericordia, no solo en lo económico.
-       Las mimas familias de nuestra iglesia…
-       Esto debería salir del corazón…
Oración: Para que reciclamos misericordia y para que podamos ser misericordiosos



Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia

Cuando alguien practica un deporte necesariamente debe estar hidratado para tener alto rendimiento sin descompensar su cuerpo.

La sed es el ansia por beber líquidos, causado por el instinto básico de humanos o animales para beber.
Es un mecanismo esencial de regulación del contenido de agua en el cuerpo y uno de los primeros síntomas de deshidratación se produce por una carencia de hidratación o por un aumento de la concentración de sales minerales.

Jesús usa la figura del instinto más básico del ser humano para relatar la cuarta bienaventuranza:

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de Justicia
Porque ellos serán saciados. Mt 5: 6

A lo largo de la escritura se usa la figura de la sed y el hambre para mostrar la condición del ser humano ya sea por necesidad o por satisfacción.

Las primeras tres bienaventuranzas vienen desencadenando un concepto profundo de aquel que es bienaventurado:

Los pobres en el espíritu + el llanto por el pecado propio o el llanto por otros + el manso / humilde. A estas condiciones se le añade paradogicamente que el dichoso no es es el que esta saciado sino el que tiene esta necesidad tan básica. 

 Jesús nos está diciendo con esto que no hay ningún ser humano que no pueda ser dichoso puesto que la sed y el hambre es una realidad que trasciende los tiempos, las edades, las razas.

Si hemos tenido sed física y hambre sabemos de lo que Jesús nos está hablando.
 ¿Alguien de aquí nunca ha tenido hambre o sed? Entonces todos sabemos de lo que Jesús nos está diciendo.

La Biblia se refiere a estas necesidades para describir una búsqueda interna de una necesidad profunda que generalmente tiene que ver con la existencialidad del ser humano.

Los salmistas se declaraban con esta necesidad “como el siervo brama por las corrientes de agua así brama mi alma por ti oh Dios”

También tienen relación con la promesas espirituales “Junto a aguas de reposo me pastoreará  y saciará mi alma salmo 23”

Y por último es la exhortación que desde el AT Dios nos hace: “Todos los que tengan hambre y tengan sed vengan y compren sin dinero” Isaias 55:1-2

Asi como lo natural es tener hambre por lo menos tres veces al día, todos los días,  físicamente hablando. Naturalmente todo ser humano nace con una necesidad de llenar su corazón hablando espiritual y emocionalmente.

Nuestro estado natural es vivir hambrientos, lo que es desafortunado es que para el ser humano lo natural es saciarse en lo que no aprovecha, en lo que no es duradero. 

Isaias 55, también nos advierte que estamos gastando en comprar lo que no sacia. Estamos en un mundo de sedientos que buscan saciarse en sus propios intereses y ambiciones.

Es más que comprobado que el consumismo nos llena por un rato pero no para la vida, igual los estudios, el dinero, el trabajo.

Cuando una persona esta desnutrida tiene dos problemas:

1.      Siente hambre es decir el estómago vacío.
2.      Presenta una falta de nutrientes que le permitan al cuerpo vivir con el balance que necesita.

Una persona desnutrida puede fácilmente llenar el vacio del estómago con cualquier cosa, digamos comida chatarra.

Lo que no puede hacer fácilmente es devolverle a su cuerpo los nutrientes que necesita. Si quiere recuperarse la comida chatarra no le va a servir.

Hay una similitud en la vida cotidiana con la espiritual:

-       No podemos ser anoréxicos espirituales:  Asi como no es normal que una persona no sienta ganas de comer nunca, tampoco es normal que un creyente  no sienta nunca el deseo de orar, de leer la palabra, de congregarse entre otros.
-       No podemos tampoco padecer  de Bulimia espiritual: Es decir saciarnos y llenarnos para luego eliminarlo y no permitir que los nutrientes fortalezcan nuestra vida.
-       Tampoco podemos pretender que el evangelio venga en “cajita feliz” como Mc Donals. Que es comida chatarra, que sacia por un momento pero que no brinda ningún alimento para nuestra vida


La pregunta es ¿Qué  tipo de hambre y de sed debemos tener?

Jesús no invita a llenarnos de cualquier cosa, su invitación para cada uno de nosotros es que anhelemos en lo profundo del corazón la Justicia

La expectativa de Dios para con Israel fue exactamente la Justicia. En Isaías 5:1-
7  el señor se lamenta porque Israel no cumplió su propósito.                                                  

El labrador es Dios, la viña es Israel. Dios manifiesta que él hizo todo por este viñedo, lo cuidó, lo labró pero Israel no dio el fruto esperado, las uvas no eran dulces eran agrias porque esperaba  Justicia  y rectitud pero encontró sangre, y lamento de angustia. En otras palabras encontró injusticia y por lo tanto el Señor arrancó esta vid.

Justicia, en la biblia:  Supone la relación correcta para con Dios y los hombres.

La justicia tiene tres aspectos en la Biblia:
1.     Justicia legal:

La práctica de la Ley o los mandamientos. Se practican no porque se quiera ser justo sino porque se está buscando cumplir con la  voluntad del Señor.
La acción justa surge de la elección que en su gracia Dios hizo en cuanto  a Israel y nosotros a través del pacto.

El pacto y los mandamientos evidencian el carácter justo de Dios y por lo tanto se puede confiar en sus términos de establecer una relación. 
Así como Él pide obediencia también promete darse en beneficio de su pueblo.

Dios es el fundador  y la garantía del orden moral. Su justicia está por consiguiente sujeta a sus atributos morales como su santidad, el poder creador, salvador y redentor.

Romanos 9:31-32  

En cambio Israel, que iba en busca de una ley que le diera justicia, no ha alcanzado esa justicia. ¿Por qué no? Porque no la buscaron mediante la fe sino mediante las obras, como si fuera posible alcanzarla así. Por eso tropezaron con la «piedra de tropiezo»,

No podemos tener hambre de justicia sino estamos dispuestos a cumplir con los mandamientos de Dios. No como Israel que los trató de cumplir desde el legalismo de las acciones debemos cumplir desde una relación íntima con Jesús quien operó la justicia desde la misericordia y amor.
La justicia no es una acción sino que nace  al interior del corazón, con  voluntad e intensión. 

2.     La justicia moral:

Es la conducta que agrada a Dios.
Se tiene una buena conducta cristiana, para ser el modelo o ejemplo de los hombres:

Mateo 5:20 
Porque les digo a ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los fariseos y de los*maestros de la ley.
A nosotros nos gusta apelar a la ley, a los estatutos a nuestras leyes humanas pero la justicia moral va más allá de lo que humanamente es legal. El problema de los fariseos fue que  convirtieron la ley en un yugo, en una opresión lejos de amor y la misericordia. 
Como creyentes debemos evaluar si lo que es legal es lo moralmente correcto.

Por ejemplo en muchos países está legalizado el aborto pero moral y bíblicamente no podemos aceptarlo.

La ley puede darnos derechos que la Biblia nos quita y el que tenga  hambre de justicia renuncia a sus derechos legales si es necesario para lograr vivir conforme al evangelio.

Nuevamente recuerdo a Filemón que renunció a su derecho de amo para resignificar  la relación con su esclavo. Ya no es de amo a esclavo sino de hermano a hermano.

3.     Justicia social:

Justicia social tiene que ver con la liberación de la opresión del hombre, la promoción de los derechos civiles, la justicia en las cortes legales, la integridad de las relaciones comerciales, el honor en el hogar y los asuntos familiares.

Jesús está diciendo que los que van a ser saciados, son los que tienen esa necesidad de ser suplidos de justicia, estas palabras ya estaban declaradas en:

Salmo 107:9 
¡El  Señor apaga la sed del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento!

La invitación es a que nos declaremos unos  habrientos y dejemos que el Señor  nos sacie. Termino con el consejo de Jesús. Mateo 6:33

“Busca primero el Reino de Dios y su Justicia y lo demás será añadido”