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martes, 14 de enero de 2014

Yo soy el pan de vida


Yo soy el pan de vida
Juan 6:35-36

Hay un refrán popular que dice “A buen hambre, no hay pan malo”, el hambre es una necesidad que logra desestabilizarnos; hay personas que se enojan cuando tienen esta sensación, si tenemos mucha hambre todo nos sabe más rico… aunque sea lo más feo.

El hambre ha sido motor de grandes conflictos sociales; una población con hambre podría hasta matar un pedazo de pan.

En la Biblia, Dios ha usado esta necesidad cotidiana, natural y constante para revelar una gran necesidad Espiritual:

Juan 6:35-36

Yo soy el pan de vida —declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed. Pero como ya les dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen” (NVI)
.

El evangelio de Juan fue escrito con el propósito de que los oyentes crean en Jesús y para que creyendo tengan vida eterna en su nombre
En el evangelio de Juan se encuentran siete declaraciones de Jesús que se define como YO SOY. Cada una de estas afirmaciones apuntan a una necesidad del ser humana.

Esta declaración de YO SOY EL PAN DE VIDA está inmersa en un contexto de hambre y de un milagro.
Había una multitud que escuchaba a Jesús y cuando se hizo tarde no tenían nada para comer. Había una preocupación por el qué darles de comer, Felipe dice: No hay pan para tanta gente.. Y Jesús usa 5 panes y dos peses milagrosamente para suplir la necesidad de la multitud.

Uno espera que después de un milagro, los beneficiados tengan una conversión genuina. Y demuestren agradecimiento por el milagro hecho. Sin embargo Jesús pone en evidencia la tendencia del corazón del ser humano Juan 6:26 “Les aseguro que ustedes me buscan no porque han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse”

La tendencia de la multitud es la misma tendencia nuestra, muchas veces seguimos a Jesús para llenar la guata o llenar nuestras expectativas, deseos.. pero no logramos conectarnos con el deseo de Dios.
A veces buscamos milagros y paradójicamente son los milagros los milagros los que nos alejan de Dios. No por el milagro en sí sino por nuestro corazón.
-          El trabajo  - El dinero etc.

De esta declaración de Jesús como el pan de vida, por lo menos quiero resaltar dos situaciones:

1.      Jesús exhorta a la multitud porque le sigue por su necesidad física… esta multitud estaba pensando con la guata. La primera verdad que quiero resaltar es que No pensemos con el estómago
Quienes fueron seguidores de Jesús anduvieron con él, escucharon sus enseñanzas, vieron sus señales y milagros. Lo vieron con sus propios ojos, lo tocaron lo sintieron. Pero el cambio en ellos no había sucedido. Su actitud frente al dador de la vida, su forma de ver la vida estaba centrada en “el milagro” pero no en el Señor del milagro.

El cuestionamiento de Jesús para estos fariseos es que vivían pensando en sus necesidades momentáneas.
Esto nos lo podemos imaginar como cuando hay una población que recibe casas, bonos y ayudas de un partido político. Estas personas se declaran seguidoras de esa corriente por los beneficios que reciben pero eso no implica que sus principios e ideales estén comprometidos con ellos. 

Los milagros son importantes siempre y cuando entandamos que Dios lo hace con un propósito muy claro; que creamos y tengamos vida eterna. El milagro no ocurre por nuestra necesidad terrenal, ocurre por nuestra necesidad eterna; La vida eterna que Jesús nos ofrece no tiene que ver con los milagros; el fin último es que nosotros creamos y al creer veamos su gloria.

Felipe el discípulo que acompañó a Jesús en el milagro de la multiplicación no aprobó la evaluación; Jesús le pregunta cómo vamos a  alimentar a tantos y responde IMPOSIBLE.. No hay como hacerlo. El había visto otros milagros, Jesús ya había convertido el agua en vino… aunque Felipe vio el poder de Jesús le faltaba Fe, le faltaba  Creer.

Cuando nosotros ponemos nuestros ojos en el milagro y pensamos con la guata, perdemos nuestra mirada y no logramos ver a Jesús.Los discípulos cayeron en el sensacionalismo de ver los panes y los peces multiplicarse y esto los llevó a hacer de Jesús su rey prometido, a evocar la figura de Moisés que los liberó del yugo de la esclavitud.. Pero Jesús simplemente se retiró. Aunque él es el verdadero rey, el se retira de la escena porque su reino no es comida ni bebida. Su reino no es terrenal, es eterno; el reino de la gracia, el perdón y la misericordia.

El afán de esta multitud era palpar lo sensacional de los milagros y no real interés de los mensajes de Jesús. Por ende les exhorta: “No piensen con el estómago; trabajen por otro tipo de comida que a vida eterna permanece”

2.      Junto a la exhortación de no pensar con la guata, Jesús les hace una invitación “piensen en mí como  el pan de vida
Jesús se define como el pan de vida, es decir como un pan eterno, como el dador de la vida. Esta declaración hace eco a maná en desierto, el pan dado por Dios a los israelitas. Así como el maná vino del cielo enviado por Dios, Jesús vino del cielo enviado por Dios para traer vida eterna a la humanidad.
En el texto es evidente que los seguidores aún no han entendido que Jesús es el pan que sacia toda necesidad inmediata y eterna.

Lo que Jesús ofrece es tan bueno que aquellas personas que crean en él no tendrán hambre, ni sed pero la fe es precisamente la condición que necesitan las personas para recibir este pan celestial. Por ende la incredulidad impide la saciedad.

Los israelitas conocieron el maná el desierto, vieron poder de Dios día tras día. Sin embargo su terquedad e incredulidad fue tan grande que perecieron el desierto sin llegar a la tierra prometida.

Tal cual nos puede ocurrir con Jesús “el verdadero maná” podemos verle día tras día, podemos ver el obrar de Dios y de su obra redentora, podemos reunirnos cada semana pero si caemos en una incredulidad terca no podremos recibir esa vida placentera que el Señor quiere darnos.  Aunque conozcamos a Jesús y caminemos con él por muchos años, nos es necesario creer y acercarnos a Él.
Puede que muchos de nosotros estemos hoy con hambre, que estemos aca con las motivaciones incorrectas, que nuestro acercamiento a Dios sea por una bendición que supla una lista de necesidades. Jesús quiere que seamos su pueblo y que nosotros confiemos en él. Y el confiar se va ejercitando cuando yo le cedo a Dios el control sobre mi vida y mis circunstancias… Aun si no ocurren eventos milagrosos y sigo confiando en que él  tiene el control de toda mi vida.
      
Pedro nos da una lección de cómo aplicar este porción de la escritura, más adelante el afirma:

“Señor: A quién iremos?
Tu tienes palabras de vida eterna
Y nosotros hemos creido que tu eres el cristo

El hijo del Dios viviente

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