Iglesia Cristiana Encuentro Con Cristo - Temuco

miércoles, 15 de enero de 2014

¿Cómo conducir la casa de Dios? 1 Timoteo

¿Cómo conducir la casa de Dios?

Por Eliana Marcela Ortiz 

El apóstol Pablo le escribe dos cartas a su discípulo Timoteo, la primera carta la escribe con un propósito claro que lo menciona en 3:15: “si me retraso, sepas cómo hay que portarse  o como conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad”

En esta declaración nos deja ver por un lado el propósito de la carta que responde a una pregunta implícita, ¿Cómo es que debemos conducir la casa de Dios?  La cuál nos da el derrotero para leer toda la carta, casi que cada capítulo es una respuesta a esta pregunta. Dentro de este propósito también hay una afirmación que le da peso a la pregunta…. “Timoteo, debes saber como conducir la casa de DIos”  porque es la iglesia del Dios vivo, porque es columna y baluarte de la verdad.

Pablo expresa en esta carta una preocupación para que Timoteo tenga claro que esta en frente de la institución que tiene la verdad porque tiene al Señor. Sin duda, esta carta se convierte en un desafío para todos nosotros, pastores, lideres, creyentes… Hoy nos reunimos en una asamblea de una corporación que está al frente de  la iglesia. Nuestra preocupación debería ser la de Pablo.

En el capítulo 1 tendríamos  el primer consejo, o la primera respuesta a la pregunta ¿Cómo dirigir la casa de Dios? Y de ahí quiero resaltar tres aspectos fundamentales.
Si la iglesia, la casa de Dios es columna y baluarte de Dios debemos estar atentos a tres aspectos que Pablo menciona:
1.      Lo que atenta contra la verdad (1-8)
Una preocupación de Pablo  es que Timoteo no permita las falsas enseñanzas, si la iglesia es baluarte de verdad, lo que se habla en la iglesia debe ser la Palabra de Dios verdadera y sin mancha. La comisión que recibe Timoteo es a ser fiel a la verdad, es decir al evangelio.

El tema de los falsos maestros en la iglesia es un tema importante en todo el nuevo testamento tocado por Pablo en diferentes cartas, Judas escribe una corta pero contundente carta para animar a la iglesia a no permitir que la mentira  tuerza el baluarte de la verdad.
Hay dos características en las que Pablo, Pedro y Judas concuerdan acerca de la falsa doctrina:
A.    La falsa doctrina  principalmente no vienen de agentes externos a la iglesia sino que vienen dentro de la Iglesia. Los falsos maestros están en medio nuestro. Pablo le pide a Timoteo que le prohíba la enseñanza de la falsa doctrina, es decir que prohíba cualquier enseñanza que contra resta la edificación del cuerpo de Cristo, cualquier doctrina que “usa  la misma escritura” para contender, para manipular, para pretender decir algo que no somos!
Visto desde este punto de vista, la falsa doctrina está más cerca de nosotros  de lo que nos imaginamos, sencillamente cuando nosotros usamos la palabra ilegitamente somos nosotros los falsos maestros.
B.     La segunda característica, profundiza un poco más la problemática: La falsa doctrina no es sólo un asunto de enseñanza sino de carácter. Cuando nuestra predicación carece de coherencia con nuestra vida, ya entramos en el camino de la falsa enseñanza y esto, no es sólo para los pastores o predicadores, es para todos porque todo lo que hacemos como cristianos dentro y fuera de la Iglesia es formativo o de-formativo. Es más usual que las personas salgan de la iglesia por algo que vio, escuchó o “aprendió” de un miembro de la iglesia que por la predicación. 

Pablo menciona que la falsa doctrina contrarestra el propósito de la iglesia que es la edificación porque la falsa doctrina se gesta en un carácter débil no sujeto a la obra del Espíritu Santo. Si la buena doctrina nace del corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe no fingida (1:5) entonces cuando no cumplimos estas tres virtudes nos convertimos en aquellos que estamos poniendo en riego la el baluarte de verdad.
El problema no está en la intelectualidad del que enseña sino en el carácter transformado que tenga.

En una reunión como estas, me parece que la Palabra de Pablo a Timoteo es relevante, que debe ponernos como corporación, como iglesias locales y como individuos frente al espejo divino para preguntarnos ¿En qué lado podeos ubicar nuestra enseñanza? ¿Qué nos caracteriza como Iglesia? ¿Evidenciamos el corazón puro, la buena conciencia  y la fe n fingida? No es una pregunta que yo debo contestar para otro… sino para mi propia vida… porque el Señor no viene con Juicio, viene con verdad para restauración y edificación.

2.      El simiento de la verdad (8-17)

La sana doctrina, tiene un cimiento, sin duda nosotros fallamos, nosotros tenemos la tendencia a desviarnos porque aún estamos sobre el taller del maestro siendo esculpidos por él.
Aveces pensamos que la falsa doctrina se soluciona con la sistematización de la doctrina, con estudios en el seminario, (ojo yo apoyo esto),  y en realidad el primer paso de una doctrina sana, de una iglesia sana es volver nuestros ojos a la obra redentora de Jesús…
Quizá uno de los aspectos que más me gustan del texto es la perspectiva de sí  mismo que tiene Pablo y que por ende le inculca a su discípulo Timoteo.   En la carta se le pide enseñar con firmeza,  pero Pablo no apela  al intelectualismo, apela a la verdad del evangelio. Pablo  mismo tiempo pide  recuerdar cual es el punto de partida de su ministerio y para una doctrina sana en la iglesia

La buena teología no se logra sólo con un ejercicio académico, ni con discusiones, la iglesia no puede dirigirse a través de las reuniones administrativas,  por supuesto que esto es importante,  pero sin la experiencia propia de la gracia redentora y la justificación, sólo seríamos académicos o un lugar de reunión y nuestro mensaje no podrá trascender.

La SECH sólo podrá ser llamada columna y baluarte de la verdad  si cada uno de nosotros nos levantamos reconociendo que Dios nos ha librado de la oscuridad, que hemos sido alcanzados por la bondad misericordiosa del Señor Jesucristo, que recibimos la renovación diaria del Espíritu Santo. Sólo podemos cambiar la realidad de la iglesia con la visión amorosa del Señor y con la humildad que el mismo nos enseñó. Nadie podrá cambiar la historia de la humanidad  predicándose a sí mismo o creyendo que  su vida es mejor que la de un pecador.

Nuestro esfuerzo como iglesia debe girar en torno al evangelio y según el texto en dos sentidos:
1.      Reconocer que somos receptores de la gracia de Dios, que estamos aca sólo por la obra redentora de Jesús y lo que el Señor nos permite hacer no es por mérito propio sino porque la misericordia del Señor fue más abundante que nuestro propio pecado. Tenemos que dejar la soberbia personal y eclesial, no es por nosotros, es la gracia redentora.

2.      Nuestras actividades giran en torno al evangelio, una iglesia trasnformada, tiene el deseo de centrar sus fuerzas, sus actividades en la proclamación del evangelio. Lejos de una doctrina impura, la iglesia es un baluarte cuando es, hace y proclama la palabra digna de ser escuchada “Cristo vino para salvar a los pecadores

3.      El testimonio de la verdad (18-20)
El encargo de Pablo a Timoteo tiene que ver con que milite en la verdad del evangelio combatiendo la falsa doctrina.  Somos responsables de testificar al mundo la verdad ¿cómo lo hacemos?
1.      Recuperando la sana doctrina: lo  que implica que la Palabra debe recuperar el lugar que ha perdido en la iglesia y que le ha sido cedido a la alabanza, a los libros y a los métodos de igle- crecimiento. Debemos abrir el espacio para la lectura personal de la Palabra que ha sido reemplazada por “el versículo del día”  A la iglesia le urge un encuentro con el Dios vivo a través de su Palabra.

2.      Vida, Necesitaos recuperar la concordancia entre lo que profesamos y vivimos, al leer la palabra encontraremos que nuestra fe se incrementa y nuestro carácter se trasforma. Solo vidas trasformadas por la palabra germinará una iglesia sana con corazón sano.


3.      Testimonio: Concebir la iglesia como una columna para el pecador, para quienes viven con la tragedia de no conocer a Cristo. 

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