¿Cómo conducir
la casa de Dios?
Por Eliana Marcela Ortiz
El apóstol Pablo le escribe dos cartas a su
discípulo Timoteo, la primera carta la escribe con un propósito claro que lo
menciona en 3:15: “si me retraso, sepas cómo hay que portarse o como conducirte en la casa de Dios, que es
la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad”
En esta declaración nos deja ver por un lado el
propósito de la carta que responde a una pregunta implícita, ¿Cómo es que
debemos conducir la casa de Dios? La
cuál nos da el derrotero para leer toda la carta, casi que cada capítulo es una
respuesta a esta pregunta. Dentro de este propósito también hay una afirmación
que le da peso a la pregunta…. “Timoteo, debes saber como conducir la casa de
DIos” porque es la iglesia del Dios
vivo, porque es columna y baluarte de la verdad.
Pablo expresa en esta carta una preocupación para
que Timoteo tenga claro que esta en frente de la institución que tiene la
verdad porque tiene al Señor. Sin duda, esta carta se convierte en un desafío
para todos nosotros, pastores, lideres, creyentes… Hoy nos reunimos en una
asamblea de una corporación que está al frente de la iglesia. Nuestra preocupación debería ser
la de Pablo.
En el capítulo 1 tendríamos
el primer consejo, o la primera respuesta a la pregunta ¿Cómo dirigir la
casa de Dios? Y de ahí quiero resaltar tres aspectos fundamentales.
Si la iglesia, la casa de Dios es columna y baluarte
de Dios debemos estar atentos a tres aspectos que Pablo menciona:
1.
Lo que atenta contra la verdad (1-8)
Una preocupación de Pablo es que Timoteo no permita las falsas enseñanzas, si la iglesia es baluarte de
verdad, lo que se habla en la iglesia debe ser la Palabra de Dios verdadera y
sin mancha. La comisión que recibe Timoteo es a ser fiel a la verdad, es decir
al evangelio.
El tema de los falsos maestros en la iglesia es un
tema importante en todo el nuevo testamento tocado por Pablo en diferentes
cartas, Judas escribe una corta pero contundente carta para animar a la iglesia
a no permitir que la mentira tuerza el
baluarte de la verdad.
Hay dos características en las que Pablo, Pedro y
Judas concuerdan acerca de la falsa doctrina:
A. La falsa
doctrina principalmente no vienen de
agentes externos a la iglesia
sino que vienen dentro de la Iglesia. Los falsos maestros están en medio
nuestro. Pablo le pide a Timoteo que le prohíba la enseñanza de la falsa
doctrina, es decir que prohíba cualquier enseñanza que contra resta la
edificación del cuerpo de Cristo, cualquier doctrina que “usa la misma escritura” para contender, para
manipular, para pretender decir algo que no somos!
Visto desde este punto de vista, la falsa doctrina
está más cerca de nosotros de lo que nos
imaginamos, sencillamente cuando nosotros usamos la palabra ilegitamente somos
nosotros los falsos maestros.
B.
La segunda característica, profundiza un poco más la
problemática: La falsa doctrina no es
sólo un asunto de enseñanza sino de carácter. Cuando nuestra
predicación carece de coherencia con nuestra vida, ya entramos en el camino de
la falsa enseñanza y esto, no es sólo para los pastores o predicadores, es para
todos porque todo lo que hacemos como cristianos dentro y fuera de la Iglesia
es formativo o de-formativo. Es más usual que las personas salgan de la iglesia
por algo que vio, escuchó o “aprendió” de un miembro de la iglesia que por la
predicación.
Pablo menciona que la falsa doctrina contrarestra el
propósito de la iglesia que es la edificación porque la falsa doctrina se gesta
en un carácter débil no sujeto a la obra del Espíritu Santo. Si la buena
doctrina nace del corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe no
fingida (1:5) entonces cuando no cumplimos estas tres virtudes nos convertimos
en aquellos que estamos poniendo en riego la el baluarte de verdad.
El problema no está en la intelectualidad del que
enseña sino en el carácter transformado que tenga.
En una reunión como estas, me parece que la Palabra
de Pablo a Timoteo es relevante, que debe ponernos como corporación, como
iglesias locales y como individuos frente al espejo divino para preguntarnos
¿En qué lado podeos ubicar nuestra enseñanza? ¿Qué nos caracteriza como
Iglesia? ¿Evidenciamos el corazón puro, la buena conciencia y la fe n fingida? No es una pregunta que yo
debo contestar para otro… sino para mi propia vida… porque el Señor no viene con
Juicio, viene con verdad para restauración y edificación.
2.
El simiento de la verdad (8-17)
La sana doctrina, tiene un cimiento, sin
duda nosotros fallamos, nosotros tenemos la tendencia a desviarnos porque aún
estamos sobre el taller del maestro siendo esculpidos por él.
Aveces pensamos que la falsa doctrina se
soluciona con la sistematización de la doctrina, con estudios en el seminario,
(ojo yo apoyo esto), y en realidad el
primer paso de una doctrina sana, de una iglesia sana es volver nuestros ojos a
la obra redentora de Jesús…
Quizá uno de los aspectos que más me
gustan del texto es la perspectiva de sí
mismo que tiene Pablo y que por ende le inculca a su discípulo Timoteo. En la carta se le pide enseñar con firmeza, pero Pablo no apela al intelectualismo, apela a la verdad del
evangelio. Pablo mismo tiempo pide recuerdar cual es el punto de partida de su
ministerio y para una doctrina sana en la iglesia
La buena teología no se logra sólo con un ejercicio
académico, ni con discusiones, la iglesia no puede dirigirse a través de las
reuniones administrativas, por supuesto
que esto es importante, pero sin la
experiencia propia de la gracia redentora y la justificación, sólo seríamos
académicos o un lugar de reunión y nuestro mensaje no podrá trascender.
La SECH sólo podrá ser llamada columna y baluarte de
la verdad si cada uno de nosotros nos
levantamos reconociendo que Dios nos ha librado de la oscuridad, que hemos sido
alcanzados por la bondad misericordiosa del Señor Jesucristo, que recibimos la
renovación diaria del Espíritu Santo. Sólo podemos cambiar la realidad de la
iglesia con la visión amorosa del Señor y con la humildad que el mismo nos
enseñó. Nadie podrá cambiar la historia de la humanidad predicándose a sí mismo o creyendo que su vida es mejor que la de un pecador.
Nuestro esfuerzo como iglesia debe girar en torno al
evangelio y según el texto en dos sentidos:
1. Reconocer que
somos receptores de la gracia de Dios,
que estamos aca sólo por la obra redentora de Jesús y lo que el Señor nos
permite hacer no es por mérito propio sino porque la misericordia del Señor fue
más abundante que nuestro propio pecado. Tenemos que dejar la soberbia personal
y eclesial, no es por nosotros, es la gracia redentora.
2. Nuestras
actividades giran en torno al evangelio, una
iglesia trasnformada, tiene el deseo de centrar sus fuerzas, sus actividades en
la proclamación del evangelio. Lejos de una doctrina impura, la iglesia es un
baluarte cuando es, hace y proclama la palabra digna de ser escuchada “Cristo
vino para salvar a los pecadores”
3.
El testimonio de la verdad (18-20)
El encargo de Pablo a Timoteo tiene que
ver con que milite en la verdad del evangelio combatiendo la falsa
doctrina. Somos responsables de
testificar al mundo la verdad ¿cómo lo hacemos?
1. Recuperando la sana doctrina: lo que
implica que la Palabra debe recuperar el lugar que ha perdido en la iglesia y
que le ha sido cedido a la alabanza, a los libros y a los métodos de igle-
crecimiento. Debemos abrir el espacio para la lectura personal de la Palabra
que ha sido reemplazada por “el versículo del día” A la iglesia le urge un encuentro con el Dios
vivo a través de su Palabra.
2. Vida, Necesitaos recuperar la concordancia entre lo que profesamos y vivimos,
al leer la palabra encontraremos que nuestra fe se incrementa y nuestro
carácter se trasforma. Solo vidas trasformadas por la palabra germinará una
iglesia sana con corazón sano.
3. Testimonio: Concebir la iglesia como una columna para el
pecador, para quienes viven con la tragedia de no conocer a Cristo.
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