Julián Aristizabal
Si a
nosotros nos preguntan qué es el pecado seguramente pensaríamos en una lista de
acciones muy malas como robar, matar, pecados sexuales entre otros.
La
presencia del pecado no es un asunto externo, alguien dijo “el hombre nace
bueno y la sociedad lo corrompe” pero no estoy de acuerdo con esto. Si vemos a
un niño que aun no ha sido expuesto al mal o la sociedad que lo corrompa
notamos que tiene la tendencia al pecado, a hacer lo incorrecto, los niños son
egoístas, hacen “pataletas”, mienten entre otras cosas. Rara vez al niño hay
que enseñarle el mal, pero
constantemente hay que enseñar el bien.
Muchos
de nosotros luchamos contra el pecado y a veces perdemos la batalla, por ello
necesitamos saber sobre la naturaleza del pecado y su efecto en nosotros.
Cuando
conocemos a nuestro enemigo podemos combatirlo.
Entonces ¿Dónde comienza el pecado?
El pecado comienza con la rebelión y
el enaltecimiento de un ángel llamado lucero de la mañana y eso lo vemos
en Exequiel 28:12 e Isaías 14:12
El pecado es rebelión contra Dios
e independencia total de él. Este texto de Isaías nos muestra cinco acciones propias de la
soberbia y el orgullo:
1.
Subiré
al cielo
2.
Levantar
un trono
3.
Sentarse
en monte / las alturas
4.
Subir
sobre …
5.
Anhelar
ser semejante al altísimo
Este
primer pecado fue causado por un ángel creado a la perfección por Dios, pero su
enaltecimiento lo llevo al pecado. En consecuencia Dios lo expulsa del cielo él
y a otros como él (tercera parte) y hoy día es conocido como satanás y sus
ángeles caídos.
La
misión de satanás es influenciar en la tierra para que el ser humano sea a su
semejanza, es decir rebeldes e
independientes.
Quiero
resaltar que el padre del pecado es el orgullo y la soberbia y pocas veces notamos que nosotros tendemos a
querer subir a las alturas y ser auto-suficiente.
El pecado en la raza humana Génesis 3
En
Génesis 3 se nos describe cómo el pecado entró en la raza humana dejando al
hombre en una condición de depravación sin ninguna esperanza.
La
teoría de la evolución dice que el hombre comenzó en el primer escalón de la
escalera moral y que lentamente está ascendiendo.
Pero
la palabra del Señor nos muestra lo contrario; el hombre comenzó en el escalón
más alto, creado a la imagen de Dios y procedió a caer estrepitosamente por
querer ser como Dios.
El
pecado dañó el plan perfecto de Dios para el hombre:
1. Afectó la relación del hombre con Dios
Adán y Eva tenían una relación íntima
y armónica con Dios, cuando pecaron se escondieron y trataron de huir de la
presencia del Señor. El pecado no fue sólo el hecho de comer del fruto, fue su
deseo de ser como Dios, no tener en cuenta la palabra de Dios.
Dios los creó con libre decisión pero
ellos optaron por desobedecer, cuestionaron la voluntad de Dios.
2. Afectó la relación del hombre con su prójimo
En el momento del pecado Adán y Eva
sienten por primera vez vergüenza de su
desnudez y del otro, se culpan mutuamente y deciden ocultarse de Dios.
La relación de esta pareja era
perfecta, el plan de Dios era que fueran mayordomos de la tierra. Pero el
pecado distorsionó el plan de Dios.
El
pecado de Adán y Eva no sólo afectó el plan de Dios para ellos sino para toda
la humanidad lo que implica que nosotros vivimos hoy con la realidad de que
nuestra relación con Dios no es la que Dios planeo para nosotros, nuestra
relación con el otro también se afectó por el pecado.
Muchas
veces vivimos una vida cristiana tratando de ocultar lo que no se puede
ocultar, somos pecadores esa es una realidad, nos engañamos vistiéndonos del
falsa espiritualidad. Si entendemos que somos pecadores fácilmente podemos
llegar ante Jesús para pedir su socorro porque
al corazón contrito y humillado Dios le escucha.
Pero
muchas veces nosotros sentimos vergüenza y nos ocultamos de Dios, buscamos
pretender ser quienes no somos, nos es fácil ponernos una máscara pero delante
de Dios estamos desnudos.
No
hay acción que Dios no la conozca, no hay soberbia que Dios no la evidencia, no
hay pecado que quede oculto para el Señor.
Estoy
predicando del pecado porque tengo la convicción que Dios nos da la oportunidad
de arrepentirnos en lo secreto para ser recompensado en público.
Proverbios 28:13 “El que encubre su
pecado no prosperará, más el que lo confiesa y se aparta alcanzará la
misericordia del Señor”
Queremos
que cada persona, cada familia y esta iglesia prosperen en la bendición del
Señor, que no sea alcanzada por la maldición del enemigo. Por ello necesitamos
ser conscientes de nuestro pecado para llegar delante de Dios.
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