Hoy estamos de fiesta,
estamos celebrando un día tradicional para la iglesia en acción de gracias a
Dios.
Nuestra cultura hace
uso de muchas fiestas para celebrar momentos especiales y sobre todo para
recordar acontecimientos que marcan la historia, por ejemplo las fiestas del 18
de septiembre, un cumpleaños, un aniversario.
La biblia nos dice las
fiestas son precisamente un modelo pedagógico de Dios para conmemorar lo que no
debe olvidarse y se debería transmitir de generación en generación.
Levítico es un libro que
nos presenta dos maneras especiales que Dios instituyó para estrechar la
relación de Él con su Pueblo: Los sacrificios y las fiestas. Era tarea del
sacerdote ministrar los cinco sacrificios y las siete fiestas descritas.
Lev. 23 nos narra la
fiesta del tabernáculo pero todas las fiestas tenían por lo menos dos cosas en
común:
1 1. La manera de celebrar
2. La razón para celebrar
Las fiestas israelitas
tenían varias características:
a. El tiempo era un factor muy importante: todos sabían y programaban estas
siete fiestas. Dejaban de trabajar y paraban la vida solo para dar honor y honra al Señor.
b. En todas las fiestas se ofrendaba lo mejor de los frutos de la tierra, de
los animales y de las posesiones. No se llevaba al altar con escases, ni por
compromiso. Era un acto intencional con lo mejor de cada persona o familia para
ser presentado delante del Señor.
Estas fiestas no eran
simple rituales, fueron instituidas para recordar a los israelitas algunos
hechos poderosos de Dios.
Quisiera resaltar en
esta mañana algunas de las motivaciones por las cuales se celebraban estas
fiestas:
1. Conmemoración de la liberación de la
esclavitud.
Uno de los momentos cruciales para Israel fue la esclavitud que vivió a
mano de Egipto, ellos clamaron a Dios en medio de la desesperación y Dios se
levanta con poder en juicio en contra del Faraón.
Dios usó a Moisés para hacer parte del plan redentor de su pueblo que
estaba esclavizado, Dios recuerda el
pacto con Abrahán, Isaac y Jacob
Dios mismo endurece el corazón del faraón, usa su poder y con esto estaba
enseñando la mayor lección para Israel y para Egipto: Dios es todo poderoso y
no hay otro Dios como Yavhe
El Señor envió las plagas, atacando todas las fuentes de seguridad y
provisión para Egipto. Y Moisés al ser liberado entona un salmo de victoria y proclamó al Señor.
En toda la escritura vemos que el Señor quería que su pueblo no olvidara que el los
sacó de la esclavitud por ello en todas las fiestas debería levantar acción de
gracias y voces de júbilo porque ya no estaban en Egipto.
El sentido de la celebración va
mucho más allá de la acción de gracias. Al recordar la liberación año tras año
las nuevas generaciones reconocerían el poder majestuoso y misericordioso del
Señor en favor de su pueblo.
2. Conmemoración de la provisión de Dios
Generalmente las fechas de las fiestas estaban ligadas a las cosechas. En
época de cosecha se celebraba al Señor.
La indicación de Dios era que juntaran los primeros frutos y los mejores
frutos para ser presentados como ofrenda.
Debemos ser conscientes que las ofrendas
de frutos, animales o dinero a Dios no son en realidad necesarias para
ÉL. Pero el las instituyó para que
recordemos que todo lo que tenemos no es de nuestra propiedad sino que le
pertenece al Señor y por lo tanto no tenemos el poder sobre ella.
Los israelitas conmemoraban la
provisión de Dios en medio del desierto. Una vez que salieron de Egipto pasaron
40 años en el desierto y aun así Dios les sustentó con Maná, con agua, con
carne.
Israel debería recordar que su nación sigue existiendo por la provisión
milagrosa del Señor.
“Dt 8:11-18 Cuídate de no olvidarte de
Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que
yo te ordeno hoy;
no suceda que comas y te
sacies, y edifiques buenas casas en que habites,
y tus vacas y tus ovejas se
aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se
aumente;
y se enorgullezca tu corazón, y
te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de
servidumbre;
que te hizo caminar por un
desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y
de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal;
que te sustentó con maná en el
desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote,
para a la postre hacerte bien;
y digas en tu corazón: Mi poder
y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.
Sino acuérdate de Jehová tu
Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su
pacto que juró a tus padres, como en este día.
3. Otra razón para celebrar era la
revelación de Dios para con el pueblo
La fiesta de las semanas o pentecostés (que significa 50 días después de
la pascua) se festejaba en torno a la revelación de Dios en el monte Sinaí en
éxodo.
Israel estaba en el desierto, habían experimentado el poder de Dios, sin
embargo Dios quería revelarse de una manera más íntima con su pueblo y en monte
Sinaí Él mismo escribió las tablas de la Ley.
Hoy día, pensar en la ley nos puede generar el sentimiento de esclavitud
o de legalismo. Esto debido a la mala administración de la revelación de Dios. Sin embargo debemos reconocer que Dios se reveló a través de la
escritura, que la ley nos pone al descubierto frente al Dios santo.
El acontecimiento del Sianí se celebra porque es la acción de Dios todo
poderoso que quiere guiar y comunicarse con su pueblo.
Dios se manifestó a los egipcios con su poder y a los israelitas como su
único Dios al cual servir y adorar. Dios les invita a entrar a un pacto para
que Él sea su Dios y habitar con ellos.
El punto culminante de esta historia no es la liberación, ni la provisión
milagrosa en el desierto, es la presencia en medio de ellos. El pacto del Sinaí
es un pacto mutuo donde Dios se compromete a ser el Dios de Israel y lo toma
como su pueblo. Este Dios de pacto no
abandona a su pueblo en medio de que su pueblo no cumplió.
Como Cristianos del
siglo XXI, del nuevo testamento no estamos llamados a celebrar como
Israel estas fiestas, sin embargo Dios decidió pedagogícamente que por lo menos dos de estas fiestas continuaran
vigentes con otro significado.
Creo que la forma no
aplica para nosotros hoy pero si las motivaciones, y deberíamos
revivirlas e incluirlas en nuestro calendario litúrgico.
En la fiesta de la
pascua Jesús murió y en conmemoración celebramos la santa cena. Y al celebrar la santa cena no sólo estamos
recordando a Jesús, recordamos la primera pascua Judía en la que la sangre del
cordero libró a todos los israelitas. De la misma manera debemos celebrar que
la sangre del cordero de Dios nos ha quitado el pecado, nos ha librado de la
muerte y nos ha sacado de nuestro propio Egipto.
También debemos
celebrar en torno a la provisión de Dios, una provisión material y física.
Estamos llamados a vivir como la primera Iglesia en Hechos quien tenían todas
las cosas en común para el bienestar el
cuerpo de Cristo.
La segunda fiesta que
el Señor nos permite recordar sucedió 50 días después de la pascua, en un
pentecostés en el que el Señor envió su Espíritu Santo como provisión y revelación para todo creyente.
Pocas veces celebramos
la fiesta del pentecostés pero debería ser una gran celebración porque es la
presencia del Espíritu Santo la que nos permite recibir la revelación del
padre, la que nos convence de pecado y juicio y la que nos permita ser iglesia.
Sin el Espíritu Santo seríamos un club social no una iglesia.
Celebremos hoy con las motivaciones de Israel porque somos parte de su pueblo:
-
Recordemos que hemos sido liberados
de la esclavitud del pecado.
-
Celebremos la provisión del Señor
- Celebremos la revelación del Señor a
través de su palabra y de su Santo Espiritu.
-
El desafío para nosotros no solo es traer una ofrenda sino SER
la ofrenda.
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