Iglesia Cristiana Encuentro Con Cristo - Temuco

sábado, 10 de mayo de 2014

Hageo



  Julian Aristizabal



Los procesos de reconstrucción son complejos y una de las realidades es tener mucha ayuda al principio pero luego la gente se le olvida seguir ayudando.

Para lograr la reconstrucción después de una catástrofe se necesita paciencia y  perseverancia. A veces grandes ciudades se reconstruyen pero no vuelven a hacer lo mismo por ejemplo Valdivia. 

Este texto nos puede sonar familiar, porque Israel al igual que Chile tuvo que iniciar un proceso de reconstruir toda la ciudad.

Para entender este pasaje, debemos saber que Israel estuvo cautivo durante muchos años, cuando fueron deportados Babilonia destruyó toda la ciudad.

El pueblo sufrió en tierras extrañas pero Dios les permite volver a su tan anhelada libertad. Volver a casa era la motivación perfecta para reconstruir las ruinas espirituales y físicas.

EL pueblo inició esta labor de la mano de Esdras y Nehemías, pero en el camino de la reconstrucción surgieron opresiones y dificultades eternas que los  desanimaron y suspendieron las labores de reconstrucción por espacio de 16 años.

Para Dios era importante que Israel reconstruyera el Templo, porque de la mano de la construcción física habría un despertar espiritual.

El pueblo fue pasivo ante este mandato y en este contexto Dios levanta al profeta Hageo para dar 4 profecías en un lapso de nueve meses.

De estas profecías podemos extraer algunos principios para nosotros hoy:
La primera profecía es una denuncia porque el pueblo no entendía el tiempo y el propósito de Dios
La profecía inicia con una queja de Dios: “ustedes no entienden mi tiempo”

El pueblo postergó el proyecto de Dios que en este caso era la reconstrucción del templo. La excusa la evidenciamos en 1:2 “el pueblo dice: aun no es el momento apropiado para recontruir la casa del Señor”

Era evidente que Israel no estaba entendiendo el tiempo de Dios, pasaron 16 años de abandono de la casa de Dios. Esto era importante porque la identidad de Israel como pueblo de Dios giraba en torno al Templo. Era el lugar donde habitaba Dios, Olvidarse del Templo era como olvidarse de Dios
El tema del tiempo de Dios es recurrente en toda la escritura.

Por ejemplo Abraham no espero el tiempo de Dios para tener un hijo, él se adelantó y tuvo un hijo con Agar lo que implicó terribles consecuencias.
El pueblo no espero el tiempo de Dios, no esperaron que Moises descendiera del monte y se fueron a la idolatría con el becerro de oro.

Jesús siempre se alineó con la hora de Dios, en Juan siempre recuerda “mi hora no ha llegado”, “Esta cerca hora” y “la hora ha llegado”

Creo que nosotros también debemos preocuparnos no sólo por cambiar la hora de invierno y verano. Debemos estar pendientes de alinear nuestra reloj con el tiempo de Dios.

Por otro lado, El pueblo tampoco entendió el propósito de Dios en este momento de su historia. El anhelo de Dios era que volvieran a levantar su casa y así recordaran que eran el pueblo de Dios llamados una nación santa, un real sacerdocio para que de ellos saliera bendición para todas las naciones de la tierra.
El pueblo abandonó el propósito de Dios y se concentró en levantar sus propias casas, acumulando sus fuerzas y energías para sí mismo y no pensaron en hacer lo que el Señor les estaba pidiendo.
Una de las preguntas más recurrentes que recibo como pastor es ¿Cuál es propósito de Dios? ¿Cuál es el tiempo de Dios ?

Tenemos la tendencia de creer que cuando es una promesa de Dios para mí el tiempo es ahora, ya.
Pero cuando se trata de una petición que Dios me hace, es decir de mí hacia Dios, posponemos y estiramos el tiempo. En muchos casos nos olvidamos de su petición.
La razón es que no hemos entendido ni el tiempo, ni el plan de Dios.
Este texto repite en varias ocasiones la idea de hacer un alto en el camino para Reflexionar,  y creo que nosotros hoy día deberíamos parar el ritmo de lo que estamos haciendo para preguntarnos ¿Estamos en el tiempo de Dios? ¿Estamos en el plan de Dios?
Hageo menciona que al no entender el tiempo y el plan de Dios  el resultado es que Dios detiene la bendición.  1:9 ss
-         Cosechan pero no recogen
-         Comen pero no se sacian
-         Bebían pero no hay satisfacción
-         Se vestían pero siguen con frío
-         Tenían salarió pero caía en saco roto.

¿Nos hemos sentido en algún momento con esta sensación de no tener satisfacción?

De las cuatro profecías de Hageo una nos denuncia y tres nos traen palabra de bendición como consecuencia de levantarnos a hacer la voluntad del Señor.
El pueblo escuchó a Hageo, se levantó para reconstruir el templo Dios vuelve para levantar su voz para traer promesas de bendición:
-         Yo estaré con ustedes: a pesar de la infidelidad del pueblo que por 16 años se olvidó de Dios. Dios no se olvidó de ellos, no cambió sus planes. Él pudo haber escogido otra generación pero fue paciente. Dios demuestra su amor siendo persistente con nosotros hasta que reaccionemos y retomemos sus propósitos.

-        La segunda promesa gira en torno a la gloria de Dios v. 1:8 “Yo veré con gusto la reconstrucción y manifestaré mi gloria” La manera en que podemos ver la gloria de Dios es cumpliendo sus propósitos.

-         Derramaré una gloria mayor que la pasada, (v2:8,9) El tempo hecho por Salomón fue el más especular  de toda la historia, en el tiempo de Hageo no lograrían ni acercarse a un Templo como el de Salomón. Sin embargo Dios les dice que iba a manifestar una gloria de Dios que tenía que ver con su presencia y su paz. Paz entendida como la plenitud de la vida.

-         Esta promesa al mismo tiempo es una promesa mesiánica, el templo postrero derramaría toda la manifestación del esplendor  de Dios y sin duda Hageo esta anticipando al EMANUEL. Dios con nosotros.

¿Cómo nos habla este texto hoy?

-         Como iglesia y personalmente debemos preguntarnos ¿Estamos en el tiempo de Dios? ¿Creemos que los planes en los que trabajamos son de Dios? ¿Creemos que podemos contruir nuestra vida y al mismo tiempo construir el proyecto de Dios?
-    
     Es importante entender que Dios esta interesado en nuestros tiempos personales pero que también desea que trabajemos en su plan y en su proyecto.

-         Después de Jesús Dios ya no habita en un lugar físico, en un templo. Nuestro proyecto no es un templo, pero si tenemos un proyecto: Construir el Reino de Dios. Esto implica una construcción espiritual desde nuestro propio corazón hasta poner al servicio de Dios nuestros dones para que otros puedan reconstruirse.
-         
Además de lo espiritual tenemos una responsabilidad con la Iglesia, de edificarla, de construirla, en algunos casos de reconstruirlas.

No entender los tiempos de Dios es poner nuestras propias agendad y no escuchar la agenda de Dios.
Hageo nos invita a escuchar los planes de Dios, su voluntad reflejada en las escrituras.

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