Yo soy la resurrección
Juan 11:25-27 / 40
Pastor Julián Aristizbal
Un
niño le preguntó a su papá: ¿de qué tamaño es Dios?
Entonces al mirar al Cielo su padre vio
un avión y le preguntó a su hijo: ¿De qué tamaño ves aquél avión?
El chico dijo: es muy pequeño, casi ni
se alcanza a ver.
Entonces el papá lo llevó al aeropuerto,
y al estar cerca de un avión le preguntó: y ahora, De qué tamaño dices que es?
El chico le respondió con asombro:
¡Papá, es enorme!
El
papá le dijo entonces: Dios es así, el tamaño va a depender de la distancia que
tú estés de Él. Cuanto más cerca estés de Él, Mayor Él será en tu vida.
Estos últimos domingos la palabra nos ha
revelado a Jesús a través del evangelio de Juan. Hemos visto que Jesús muestra
su gloria en la vida transformada del pecador, en la vida de los incrédulos, en
la multiplicación de los panes y los peces, en la sanidad del ciego, en
mostrarse pan de vida, en ser luz en medio de las tinieblas y en ser el buen
pastor y la puerta de las ovejas.
Es
precioso como nuestro Dios de manera sorprendente, se revela a nosotros, y
vemos su gloria más contundente cuando ponemos nuestra confianza plena en él
Juan 11
11: 25-27 Entonces
Jesús le dijo:
—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree
en mí vivirá, aunque muera; 26 y todo
el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
27 —Sí, Señor; yo creo que tú eres el *Cristo, el Hijo de
Dios, el que había de venir al mundo.
40 —¿No te dije que si crees verás la gloria
de Dios? —le contestó Jesús.
En
este texto que hemos leído Jesús se presenta como la resurrección y la vida.
Este
pasaje es un importante en el evangelio, pues es la última de las señales de
Jesús en Juan y es el detonante para que lo judíos decidan matarlo.
Esta
declaración se encuentra en medio de un acontecimiento triste pero cotidiano.
Lázaro el amigo de Jesús, se encuentra enfermo y en consecuencia Martha y Maria
hacen llamar a Jesús, pero Jesús decide demorarse dos días más, de manera que no interviene en el asunto.
Él
mismo declara que esta enfermedad no es para muerte sino para que la Gloria de
Dios se manifieste y así el hijo de Dios sea glorificado.
Finalmente
Lázaro muere y es después de la muerte que Jesús decide ir a donde la familia. A los
ojos de muchos “ya para que”, era tarde.
Jesús
estaba esperando este momento de ver a Jesús obrando sobre el poder de la
muerte.
Jesús
hizo diferentes milagros, pero solo en tres ocasiones resucita a personas: La
hija de Jairo, el hijo de la viuda de Nain y en este caso Lázaro.
Aunque
ya sabemos que Jesús resucitó a Lázaro, es importante ver algunos detalles que
nos servirán para nuestra propia enseñanza:
Para
las hermanas de lázaro era difícil entender los propósitos divinos, ya que el anuncio de la enfermedad dada a
Jesús era para que él lo fuera a sanar. Creyeron limitadamente en el poder de
Jesús, Jesús si podía sanarlo pero nunca se les pasó por la mente que lo podía
resucitar.
Sin
duda nosotros tenemos mucho de Martha y María, esperamos que Jesús haga algo que
humanamente se puede hacer pero de ahí a creer que Jesús haga algo sobrenatural
se nos hace difícil de creer porque nuestra mente finita o nuestra falta de fe
o confianza nos limita para ver el poder de Dios. Estamos acostumbrados a ver a
Dios como el niño que ve el avión en el cielo, pequeño.
Por
nuestra seguridad nos gustaría que Jesús nos respondiera a cada necesidad de
manera inmediata y en la manera que queremos no cómo el quiere. Jesús vino a
hacer la voluntad de su padre y nosotros debemos buscar lo mismo. Ya que sin
ella nos vamos muriendo, se nos mueren nuestros anhelos, nuestros planes, el
deseo de servirle, el deseo de amar y el deseo de ser fiel.
La
respuesta de Jesús a este suceso fue un reto para Martha y María quienes lo
cuestionaron por su tardanza;
“Si
crees yo soy el buen pastor”
“Si
crees yo soy la puerta”
“Si
crees yo soy la luz del mundo”
“Si
crees verás la gloria de Dios porque soy la resurrección y la vida”
Este
texto nos relata la gran verdad de que la demora de Dios, no es impotencia sino que el
prepara todas las cosas a fin de revelar una majestad nunca antes visto; ¡el
reino de Dios prometido!
Aunque
creemos en el poder de Jesús a veces nos parece imposible el cumplimiento de
algunas de sus promesas. Con frecuencia las circunstancias son más fuertes que
Dios mismo.
Debemos
aclarar algunas cosas en cuanto a la resurrección: En primer lugar, cuando
depositamos nuestra fe en Jesús resucitaremos en los tiempos finales pero
también hemos pasado de muerte a vida. La muerte eterna no nos podrá dañar o
destruir porque la fe nos une a Jesús.
La
muerte de nuestros cuerpos es una puerta abierta para la vida eterna
En
segundo lugar, en algunas ocasiones a Dios le ha parecido bien levantar a
alguien que se ha declarado muerto, es decir que hay resucitación. Esto depende
absolutamente de su voluntad pero debemos saber que puede pasar.
El
mensaje de Juan a sus oyentes se pueden resumir en “Si crees verás la gloria de
Dios”
Si
creemos podremos ver al ciego ver, al cojo andar, al enfermo sanar, si creen
veremos los panes y peces multiplicarse. El creer en el Señor Jesús nos lleva a
la fe activa.
Cuando
tenemos una fe grande no limitamos
nuestra visión del poder de Dios; Las hermanas de lázaro se limitaron con Jesús
, creyeron parcialmente quizá lo pueda sanar pero levantarlo de la muerte eran
palabras mayores.
En
el versículo 15, Jesús revela otra verdad teológica; las dificultades él las
permite para que conozcamos su poder. Jesús les dice: Me alegro por ustedes
de no haber estado aquí… para que crean!
Finalmente
Jesús mira a Martha y le pregunta si cree? El mueve la piedra y ora al padre,
no para pedirle autoridad sobre la muerte, porque la tiene sino en gratitud al
Padre.
El
mensaje de Jesús para nosotros hoy es el mismo, Si creemos veremos la gloria de
Dios en nuestras vidas, en nuestras familias y en esta congregación.
Quizá
muchos de nosotros estamos pasando por una situación difícil en la que Dios no
está presente, pero sin duda él va a intervenir.
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