El salmo 100 es un cántico. Los cantos fueron usados como ayuda pedagógica para Israel.
Muchas veces se recordaba el gran momento en el que Dios liberó a su pueblo de Egipto y otras proezas del señor.
Los israelitas aprendieron a componer canciones para declarar y recordar las maravillas de Dios y así las transmitían de generación en generación.
En el templo se cantaban los salmos para grabarse en la mente las enseñanzas, las doctrinas y las proezas de Dios.
El salmo 100 es un salmo de adoración y un salmo de acción de gracias del que podemos aprender ¿Cómo hemos de llegar delante del Señor? ¿Cómo debe ser nuestra liturgia en la iglesia?
Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra;
adoren al Señor con regocijo.
Preséntense ante él con cánticos de júbilo.
Reconozcan que el Señor es Dios;
él nos hizo, y somos suyos.
Somos su pueblo, ovejas de su prado.
adoren al Señor con regocijo.
Preséntense ante él con cánticos de júbilo.
Reconozcan que el Señor es Dios;
él nos hizo, y somos suyos.
Somos su pueblo, ovejas de su prado.
Entren por sus puertas con acción
de gracias;
vengan a sus atrios con himnos de alabanza;
denle gracias, alaben su nombre.
Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno;
su fidelidad permanece para siempre.
vengan a sus atrios con himnos de alabanza;
denle gracias, alaben su nombre.
Porque el Señor es bueno y su gran amor es eterno;
su fidelidad permanece para siempre.
La estructura de está salmo está en versos Timembres, (de tres partes). Estos versos están liderados por siete verbos imperativos:
- Aclamen
- Adoren
- Preséntense
- Reconozcan
- Entren
- Vengan
- Denle gracias
Estos verbos pueden agruparse en dos grupos de tres;
los tres primeros (Aclamen, adoren, preséntense)
y los tres últimos (Entren, vengan y den gracias),
Quedando en el centro un solo verbo que quiero sugerir que es el centro de todo el pasaje. (Reconocer)
El primer grupo de verbos tienen que ver con la acción de presentarse delante de Dios en una actitud de adoración. (1-2)
El primer verbo es ACALMEN, en algunas versiones dice canten, sin embargo la invitación inicial del salmo es más que un canto, es mucho más que abrir nuestras bocas.
En primer lugar debemos notar que la invitación no es en singular todos los verbos están en plural y el verso uno nos dice que se exhorta a todos los habitantes de la tierra, y este salmo está dirigido para quienes están en los atrios.
Es decir los que de alguna manera llegaron al templo a buscar a Dios.
Este salmo invita a una confesión de fe, no de carácter personal sino en comunidad donde expresamos con voces de júbilo las grandezas y las maravillas del Señor. Nos lleva a la aclamación y a la proclamación con palabras y acciones.
La adoración tiene dos características; es en comunidad y es con un espíritu de gozo, de alegría y de regocijo.
Para presentarnos al Señor según el modelo del salmo 100 debemos cumplir con estas dos características; es decir que el Señor nos pide que seamos comunidad. Eso no es que compartamos un espacio. Podemos juntarnos 100 personas en el mismo lugar pero no en un mismo espíritu y eso no es comunidad.
Hechos de los apóstoles nos define que es una comunidad; Los discípulos estaban juntos, unánimes y en común acuerdo
Tendemos a pensar que entre más integrantes tenga un grupo de personas juntas menor gozo y menor alegría podemos tener. Es decir donde hay seres humanos hay desacuerdos, hay heridas, hay pecados, hay frustración, hay actitudes con intensión o sin intensión que nos causan dolor.
Sin embargo a Dios se le ocurre decirnos hoy que tenemos que llegar en comunidad y alegres a pesar de que somos humanos.
¿Cómo logramos ser comunidad y tener gozo al mismo tiempo para llegar a la presencia de Dios?
- Logramos ser comunidad por la obra del Espíritu santo en nosotros. Aunque somos de diferentes razas, idioma, cultura, ideas, caracteres, mañas… podemos ser comunidad partiendo del hecho de que somos uno porque tenemos una sola fe, un solo señor y un solo bautismo.
- Y por otro lado podemos mantenernos en comunidad cuando practicamos la disciplina de pedir perdón y de perdonar. No somos perfectos, somos pueblo de Dios en vía de santificación, estamos siendo formados y solo habrá libertad en esta iglesia para adorar al Señor cuando tengamos el gozo de perdonar y ser perdonados.
El segundo grupo de verbos (4-5) Entrar, venir y dar.
Estos verbos tienen que ver con la acción de llegar delante del Señor con la libertad para entrar al Templo.
En la estructura del salmo vemos que debemos cumplir la primera exhortación; ser comunidad y tener gozo para entrar a la presencia de Dios.
Por otro lado el texto nos evoca a los protocolos culticos de Israel. Cuando ellos llegaban al templo se acercaban para lavarse la manos y hacían sacrifico como símbolo de purificación. Había una conciencia que para llegar a la presencia del Señor era necesario estar limpios.
Los israelitas pedían perdón por sus pecados y llegaban a los atrios con acción de gracias por los favores y por la gracia recibida en el sacrificio.
La exhortación del salmo no es a llegar ante el Señor a decir gracias, más bien preparar nuestro encuentro con Dios al levantarnos, venir y presentarnos con el corazón en actitud de gratitud constante.
En la gratitud se encuentra gozo, pero al mismo tiempo sólo un corazón gozoso logra encontrar el camino de la gratitud.
Hay una diferencia entre dar las gracias y la gratitud.
Dar las gracias es eso que hacemos usualmente con las personas y con Dios. Pero la gratitud nace cuando entendemos quienes somos en Dios y quién es Dios
El mundo nos tiene convencidos de que nosotros somos merecedores de las cosas que nos pasan, aún más allá creemos que somos autores de las bendiciones que recibimos.
Nos hemos creído el cuento que es por nuestro trabajo, dones, habilidades que somos lo que somos… cuando creemos esto aprendemos a decir “gracias” automáticamente pero esto no es lo que nos revela el salmo.
La gratitud nace en nosotros cuando llegamos a la verdad de que no merecemos nada y que todo lo que tenemos es por la gracia de Dios y que nosotros no somos autores de nada. Dios es el gran autor que nos da posibilidad de hacer y de tener.
La gratitud no depende de lo que Dios nos da porque con frecuencia creemos que lo que Dios nos da es insuficiente. La gratitud parte de lo que Dios es y ha hecho por nosotros.
Cuando logramos deshacernos de las falsas expectativas y de nuestros propios deseos nace un corazón que se alegra y se asombra cada día por la obra de Dios.
Hemos perdido la capacidad de asombrarnos por lo que Dios hace y este salmo nos llama a replantear nuestro culto.
Quiero sugerir que el corazón del pasaje es el verso 3 “Reconozcamos que el Señor es Dios. Que Él nos hizo y somos suyos, somos su pueblo y ovejas de su prado”
Hemos hablado de aclamar al Señor en adoración, en comunidad, con gozo y con un corazón que evidencie gratitud. Pero si no acatamos esta exhortación del verso 3, sin duda no lograremos estas acciones.
Solo podemos adorar a Dios cuando le conocemos, no podemos adorar a un Dios desconocido. Pero el conocimiento implica que reconozcamos a Dios como el Señor de todas las cosas, el dueño de los sueños, de los proyectos, de la iglesia. A su vez reconocer quienes somos nosotros; somos creados, somos suyos, somos limitados.
Reconocer a Dios en su lugar implica dejar de lado el pecado del orgullo y la autosuficiencia. Necesitamos dejar de ser pequeños dioses de nuestras vidas, bajarnos del trono y entregar todas las áreas de nuestras vidas al Señor de acuerdo a su voluntad.
Muchas veces tenemos áreas a las que nos apegamos, y no permitimos que Dios intervenga como Señor en ellas: puede ser lo sentimental, puede ser lo económico, el trato con nuestra familia, nuestros proyectos.
Pero el señor quiere que lleguemos con las manos en alto…. A veces levantamos una y con la otra nos aferramos a lo que nos da seguridad y protección pero finalmente este salmo nos lleva a que juntos levantemos nuestras manos como símbolo de entrega, rendición, sumisión, sometimiento y humillación.